Continuando con la entrevista hecha por el Sr. Luis Dufaur,a su Excia. Mons. Juan Rodolfo Laise:

Tesoros de la Fe — ¿Cómo es la obra de la Casa Alivio del Sufrimiento?

Mons. Laise — Es la obra del Padre Pío para los que padecen enfermedades. Él pasó toda su vida enfermo. Para los médicos sus males eran indescifrables, y esto desde su infancia hasta la muerte.

Casa Alivio del Sufrimiento

Con las limosnas recibidas después de la Segunda Guerra Mundial, el 19 de mayo de 1947 el Padre Pío inició la obra, un inmenso hospital, que fue bendecido el 5 de mayo de 1956 por el cardenal Lercaro. Posteriormente fueron levantados cinco pisos más al edificio.

Cada especialidad médica ocupa un sector, con sala de operaciones propia y el instrumental más avanzado. La capacidad es de dos mil camas. Hay 500 médicos, 2000 enfermeros y personal especializado en cada uno de los sectores. Siempre esta lleno.

El Padre Pío quería que el hospital acogiera a los más necesitados; y que médicos, enfermeros y funcionarios se preocuparan sobre todo en atender a los enfermos con especial caridad cristiana. Este debería ser el espíritu propio de la obra. Actualmente es uno de los hospitales más reconocidos por su eficiencia en Italia. El 2002 le fue añadido un pabellón para emergencias y atención ambulatoria, de nueve pisos. Está también equipado con los más eficaces recursos de la medicina.

Tesoros de la Fe — Cierta vez V. E. me dijo que el secretario del Padre Pío le contó muchos recuerdos del santo. ¿Podría narrar algunos de ellos para nuestros lectores? Por ejemplo, ¿el Padre Pío tenía el don de la clarividencia?

Padre Fray Paolo Covino

Mons. Laise — El padre Paolo administró la Santa Unción al Padre Pío, momentos antes de su fallecimiento, y escribió un libro a partir de testimonios personales. En más de una ocasión él me dijo: “El Padre Pío sabía todo. Sabía lo que los otros pensaban, lo que iba o no a suceder. Sabía a respecto de los comunistas que había en el Vaticano en los tiempos de Pío XII. Sabía todo sobre las personas que venían a observarlo, sin que nadie le hubiese dicho algo en cada caso”.

Tesoros de la Fe — El Padre Pío fue un apóstol del confesionario. Hoy la práctica de este sacramento está en disminución. ¿Qué diría el Padre Pío acerca de esto? ¿Cómo nos ayudaría él a hacer una buena confesión?

Mons. Laise — El confesionario fue, junto con el altar, el centro de su acción apostólica. Confesaba durante muchas horas, por la mañana y por la tarde. A veces se rehusaba a atender a quien venía a confesarse sin estar en buena disposición. Uno de estos penitentes me contó que él viajaba todos los meses de Florencia a San Giovanni Rotondo, para agradecer al Padre Pío el rechazo de que fuera objeto en la primera ocasión de confesarse, porque tal rechazo constituyó el punto de partida de su conversión.

Él pedía humildad a los penitentes, para que reciban la gracia del perdón, y el reconocimiento de que, sin el auxilio del Señor, nada podemos. La absolución perdona el pecado y al mismo tiempo comunica fuerzas para no reincidir en él.

Tesoros de la Fe — Dicen que el Padre Pío veía las razones profundas de la crisis de la sociedad contemporánea. ¿Cómo es que él enfrentaba lo que Paulo VI calificó de “humareda de Satanás” que penetró en la Iglesia?

Mons. Laise — El demonio persiguió al Padre Pío durante toda su vida. Por eso, él es un maestro en cuanto al rechazo del demonio en la vida cristiana. Repetía que, en la lucha contra el poder del mal, debemos ser muy decididos para rechazar la menor tentación, con el auxilio de la gracia divina. Debemos estar prevenidos, por la oración continua, y fortalecidos por el sacramento de la Eucaristía y la protección maternal de la Santísima Virgen.

Él previa que la acción del demonio sería más agresiva en los tiempos venideros. A las madres, les pedía que rezaran mucho por sus hijos y nietos, a fin de que no decayesen de su condición de hijos de Dios, debido a los ataques cada vez más virulentos del Maligno. Y pudiesen así corresponder al plan de salvación obtenido por la muerte de Cristo en la Cruz.

Tesoros de la Fe — Después de gobernar durante muchos años la diócesis de San Luis, en Argentina, la Divina Providencia trajo a V. E. a San Giovanni Rotondo. ¿Sería indiscreto de nuestra parte preguntar algo sobre su apostolado?

Mons. Laise — En la diócesis de San Luis, serví a la Iglesia durante 30 años. Juzgué que el mejor modo de continuar mi ministerio episcopal hasta la muerte era hacerme instrumento para obtener el perdón de los pecadores.

San Giovanni Rotondo

Nuestro Señor Jesucristo confirió a los Apóstoles el poder especial de perdonar los pecados. Administrar el sacramento de la penitencia fue, por lo tanto, conferido a los Apóstoles, y a través de ellos a sus sucesores, los obispos, hasta el fin del mundo.

En San Giovanni Rotondo, la sala de las confesiones fue el lugar más importante y más amado por el Padre Pío, y a través del confesionario él continua atrayendo a los pecadores. Ahí se pueden percibir conversiones verdaderas, con sus efectos de paz y alegría, no pocas veces acompañadas de lágrimas de reconocimiento y agradecimiento por el encuentro con Dios, única fuente de la única y auténtica felicidad.

Juan Pablo García y Mauricio Cardona Patiño (voluntarios Bajo el auxilio del Padre Pío)

Fuente: Entrevista tomada de nuestros hermanos de tesorosdelafe.com