«La oración es un don de la gracia y una respuesta decidida por nuestra parte. Supone siempre un esfuerzo. Los grandes orantes de la Antigua Alianza antes de Cristo, así como la Madre de Dios y los santos con Él nos enseñan que la oración es un combate. ¿Contra quién? Contra nosotros mismos y contra las astucias del Tentador que hace todo lo posible por separar al hombre de la oración, de la unión con su Dios. Se ora como se vive, porque se vive como se ora. El que no quiere actuar habitualmente según el Espíritu de Cristo, tampoco podrá orar habitualmente en su Nombre. El “combate espiritual” de la vida nueva del cristiano es inseparable del combate de la oración» (CCE 2725)
En la Biblia podemos encontrar infinidad de personas que oraron y fueron escuchadas. Nuestra mirada irá hoy a Moisés. El pueblo de Israel atravesaba el desierto y los amalecitas les cortaban el paso (Ex 17, 8). Amalec es símbolo de las fuerzas del mal que buscan la muerte del hombre.
Moisés encontró una manera de defender al pueblo: el combate. Sin embargo, él no formó parte de esos hombres que salieron a la batalla. Mientras el ejercito marchaba, él partió a la cima del monte con dos acompañantes, y allí comenzó a orar. Mientras Moisés levantaba sus manos, su ejército ganaba la batalla, pero cuando las bajaba, perdían. Tenemos momentos en los que nos cuesta orar con perseverancia, pues nos cansamos fácilmente; es entonces es cuando parece que nos alcanzan las aguas de la muerte.
En esos momentos de agotamiento es importante no orar solo. Moisés no lo hizo, sino que le acompañaron Aarón y Jur. A ellos mismos se les ocurrió poner una piedra para sentarle, y mientras, ellos le sostenían los brazos alzados (Ex 17, 12). Necesitamos que nos sostengan cuando no podemos más, y a la misma vez, estamos llamados a sostener a nuestros hermanos.
La batalla del ejército del pueblo de Israel, como imaginarás, fue ganada gracias a la oración perseverante de Moisés y esos dos acompañantes que confiaban ciegamente en las manos alzadas a Dios.
La Iglesia celebra el Sagrado Corazón de Jesús este mes de junio, pero este viernes lo celebra de una manera más profunda, dedicada, confiada.
El Padre Pío nos enseña a orar sin desfallecer, y nos enseña a confiar ciegamente. ¿Qué sería una oración sin confianza? Orar y confiar no pueden separarse, van dadas de la mano. Él tiene una frase que lo resume perfectamente: «Reza, confía y no te preocupes». La devoción al Sagrado Corazón la tenía muy profunda en su corazón, tanto es así que, conservaba en su celda una imagen de madera del Niño Jesús que medía 60 centímetros de altura, bendiciendo con la mano derecha y mostrando su Corazón con la izquierda. A esta imagen le puso un nombre: “Bambinello del baci”, es decir, «El Niño Jesús de los besos», porque el Padre Pío no cesaba de besarla. Así de tierno era el que en su cuerpo sufría los ataques más feroces del enemigo, y él, no disminuía su oración confiada con la que, gracias a ella, muchos hijos ganaron incontables e imposibles batallas.
En un apartado de esta web podrás encontrar la novena al Sagrado Corazón de Jesús que cada día rezaba el Padre Pío.
En este día aprendamos a orar con confianza ciega, y si nos cansamos, no olvidemos que tenemos al lado hermanos (en el cielo y en la tierra) que nos sostendrán los brazos cuando estemos sin fuerzas, porque así es la Comunión de los Santos.
Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.
Imagen de «El Niño Jesús de los besos»:

Autora: Patricia
Que sabias palabras escritas desde el corazón y seguro desde la propia experiencia.
Yo también me siento identificada con éstas palabras y resumo 2 cosas:
– La importancia de la comunión de los santos.
– «Reza, confía y no te preocupes».
Hola Mi-la:
Desde el corazón en la oración. En esa intimidad con Dios que no siempre es posible, pero que no es imposible porque Él está.
Precioso resumen.
Un abrazo.
La oración tiene mucha más fuerza de la que creemos, el Padre Pío siempre nos lo enseño, él se definía como » un fraile que reza » se puede definir mejor lo que logró con la oración? .
Que niño más tierno, cuántos sufrimientos cargaba en su corazón. Así es, la oración acompañada por los hermanos, es más fuerte, el enemigo no puede entrar ahí. Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, ahí estaré dijo el señor.
Gracias Patricia, estamos con los brazos alzados… nada podrá apartarnos del amor de Dios.
En oración contigo.
Hola Dania:
Me has dejado sin palabras.
Siempre con los brazos alzados.
Un abrazo inmenso.
Hola Pilar:
No hay mejor definición.
Qué distinta sería nuestra vida si no dudáramos de esa oración.
Gracias.
Un abrazo.
Pilar, he dejado más abajo tu respuesta. Perdóname por no haberlo hecho bien, en su sitio.
Si las SABIAS PALABRAS DEL SANTO PADRE PIO SIEMPRE TAN CLARAS CONCISAS. CORROBORAN MI EXPERIENCIA, CUANDO EL SEÑOR ME SANA LIBERA HACE NUEVA, EL PRIMER DON QUE ME REGALA FUE EL DE LA ORACION. DE ESTO HACE MÁS DE 30 AÑOS ..GRACIAS BENDICIONES !
Laura Mendoza, perdona la tardanza en responderte.
La oración es la fuerza; la intimidad que nos une a Dios; es lo que no podemos sacar de nuestra vida. Y bien lo sabía el padre Pío.
Un saludo