“Si yo tuviera que prenderle fuego a la Casa Alivio del Sufrimiento
para salvar una sola alma, lo haría”.
Padre Pío.
El hospital Casa Alivio del Sufrimiento fue obra de Padre Pío. Una idea que nació en 1940 y se consolidó, años más tarde, en 1947 cuando se puso la primera piedra. Fue en 1956 cuando el propio Padre Pío inauguró el gran hospital en San Giovanni Rotondo, que albergaría, años después, a enfermos de todo el mundo y contaría con los mejores médicos de Italia y del extranjero.
Un médico que trabajaba en el hospital Casa Alivio del Sufrimiento y que era hijo espiritual de Padre Pío solía visitarlo cada tarde, cuando tenía alguna hora libre en el trabajo, para contarle anécdotas y nuevos proyectos que se estaban llevando a cabo en el hospital. Sabía que Padre Pío era feliz conociendo la trayectoria que hacía crecer al hospital que él mismo fundó.
Una tarde de 1968, meses antes de la muerte de Padre Pío, este médico fue a visitarlo. Padre Pío era ya muy anciano y no podía caminar, de hecho, utilizaba una silla de ruedas para desplazarse por el convento. Esa tarde estaba cansado, apenado, y el médico para animarlo un poco, comenzó a relatarle historias sobre el hospital. Mientras paseaban por el convento, le explicaba con entusiamo: “Padre, ¿sabe que hemos renovado un sector del hospital? Y hemos comprado también material médico. Además, hemos contratado especialistas nuevos…”
Padre Pío lo escuchaba atentamente sin decir nada.
De pronto, pasaron por delante de una ventana del convento por la cual se veía la fachada del hospital Casa Alivio del Sufrimiento. El Padre Pío le hizo un gesto para que detuviera la silla de ruedas y miró por la ventana. Entonces, le dijo al médico: “¿Sabes una cosa?, si yo tuviera que prenderle fuego a la Casa Alivio del Sufrimiento para salvar una sola alma, lo haría”.
El médico se quedó estupefacto al oír estas palabras, conocía el amor inmenso del fraile por ese hospital, y acababa de decirle que sería capaz de prenderle fuego… Sin embargo, enseguida comprendió lo que su padre espiritual le estaba diciendo, que no era otra cosa que la importancia de salvar un alma.
Era como decirle, todo lo que me estás contando está muy bien, es muy bonito, pero hay algo aún más importante que todo el hospital mismo, y es, sin duda, salvar las almas de los pecadores.
Padre Pío conocía a cada uno de sus hijos espirituales, a cada uno de sus penitentes. Para él no eran números, eran personas. Y cada uno era una historia. Y cuando alguien volvía a San Giovanni Rotondo después de mucho tiempo, siempre le decía: “que alegría que has venido, por qué has tardado tanto, te estaba esperando”. No se olvidaba de nadie, amaba a todos y cada uno. Daba su vida por ellos, rezaba por ellos y los animaba a ser buenos cristianos. En cierta ocasión, alguien le dijo: “Padre, usted es todo de todos”, a lo que él añadió rápidamente: “¡Corrige!. Yo soy todo de cada uno. Cada uno puede decir: el Padre Pío es mío”.
Autora: «MCI»
Hermoso. Me tocó profundamente. Siempre digo a los demás y a mi misma. «Mi Padre Pío».
Sus palabras me refuerzan . El es todo de cada uno.
Amo al Padre Pío.
SANTO PADRE PIO….¡ CUANTO AMOR POR CADA ALMA ! QUIEN PUDIERA IMITARLO…AMEN AMEN AMEN
Amén!
Que bonito relato, y que verdad tan grande el Padre Pío es de todos Dios,Jesús y la Virgen a través del gran instrumento q es cambia tu vida en un segundo.
Viva Jesús
Viva Padre Pío
Nunca termino de impactarme con la vida de él padre Pío, las enseñanzas con lo más sencillo y a la vez profundo, como siempre ha sido y deberá ser el alma primero.
Soy un hombre enamorado del padre Pío en momentos de gran sufrimiento
Cómo ahora ,estoy pasando un tiempo muy fuerte,mi esposa Blanca Amelia, está hospitalizada.