Las personas que no conocieron al Padre Pío en la vida de la comunidad lo consideraban un hombre serio. Pero se equivocaban, no era así. Padre Pío siempre demostró ser una criatura `humana´, capaz de reír y bromear. Era alegre, jovial, divertido y brillante, especialmente en esas tardes calurosas de verano en las que se reunía con sus hermanos de fraternidad o con sus hijos espirituales.

Cuando la noticia de los estigmas se extendió por todas partes, hubo un fotógrafo que aprovechó esta situación y tomó varias fotografías del Padre Pío. Entonces hizo copias y se las dio a un niño para que las vendiera a la gente que venía a visitar el convento. Cuando la gente se apiñaba debajo de la ventana de Padre Pío, el muchacho aprovechaba para pasar entre la multitud y anunciar su venta:
– “¡El Padre Pío por 20 centavos!, ¡El Padre Pío por 20 centavos!”
En un momento dado, el Padre Pío se asomó a la ventana y gritó con voz amenazante:
– “¡Te voy a enseñar yo a ti por venderme a 20 centavos!”.
El niño, al oírlo, huyó despavorido. Padre Pío se volvió entonces hacia los frailes que estaban con él y les dijo: “¡Podría haberme vendido por un poco más!”.

Padre Marciano Morra, hermano de fraternidad de Padre Pío, decía de él: “era un fraile con el cual se podía hablar de todo, discutir, confrontar pensamientos, y a menudo hacía bromas para crear un clima de armonía. Este espíritu de mantener una conversación alegre lo heredó de sus padres, que siempre estaban contentos en su día a día en Pietrelcina”.
Un día, después del almuerzo, el Padre Pío bromeó con el padre Constantino Capobianco, el cual tenía problemas de audición:
– “Oyes mejor de lo normal, ¿llevas puesto el audífono?”. -Le preguntó el fraile-
– El padre Constantino asintió. Entonces, Padre Pío le pidió que se quitase el aparato y se lo dejara ver. Cuando lo tenía en la mano, llamó a los otros frailes: “¡venid todos! -dijo en voz alta- esta es una buena ocasión para hablar mal del padre Constantino, ¡ahora no nos puede oír!”.

El humor en las manos del Padre Pío se volvía chispeante y efervescente.
Gerardo di Flumeri, fraile capuchino y director de la revista `La voz del Padre Pío´, contaba la siguiente anécdota: “Un día un hombre calvo se dirigió al Padre Pío y le dijo: `Padre, ¿me llevará usted al paraíso, aunque tenga que hacerlo agarrándome del pelo?´. Padre Pío se quedó mirándolo y contestó: “lo más probable es que necesite agarrarte por el cuello, porque pelo tienes poco”.
El humorismo sarcástico del fraile capuchino era célebre. Nadie escapaba a sus pequeños dardos.
“Padre, un amigo mío me pidió que le dijera que no se ha encontrado bien durante los últimos dos años, ¿qué debo decirle? -preguntó un peregrino al Padre Pío. “Dile que yo no me he encontrado bien durante los últimos 70 años” -respondió el fraile con socarronería.
Aseguraba el padre Mondrone: “eran especiales sus chispazos de ingenio, los chistes con los que sazonaba una conversación, las salidas divertidas que utilizaba, bien para no dar la impresión de víctima, o bien para dar alguna que otra lección”. Con los médicos, tenía un amplio repertorio de bromas:
Cuentan que en una ocasión le aconsejaron al Padre Pío que internara en la Casa Alivio del Sufrimiento para un chequeo rutinario, pero el fraile respondió:
– “¿Tú crees que los médicos saben algo?”
– Pero, Padre… -respondió su interlocutor- Usted ha creado un hospital…
– “Sí, pero para los enfermos, no para los médicos”
El doctor Festa y el doctor Romanelli decidieron hacer un examen conjunto al Padre Pío en 1920. El fraile, con la actitud jovial que lo caracterizaba, les preguntó: “¿a qué se parece un enfermo entre dos médicos? -Ninguno de los doctores respondió-. “¡Es como un ratón entre dos gatos!”, sentenció.
En otra ocasión, una mujer que fue curada por el Padre Pío quería ir a la casa del médico para demostrarle su completa curación, pero el Padre Pío le dijo: “Ni se te ocurra ir allí, ¡el médico es capaz de devolverte la enfermedad!”.

Mucha gente fue testigo del humor del Padre Pío. Él no excluía a nadie de sus bromas, daba igual si era médico, político o religioso. Su finísimo repertorio abarcaba a todos.
Fray Modestino, hermano de fraternidad de Padre Pío, contó: “Un día, el Padre Pío salía de la sacristía y una mujer se le acercó y le preguntó: “¿Dónde está el Santo Padre?”. El Padre Pío le respondió: “El Santo Padre está en Roma”. Entonces el Padre Pío entró por la puerta de la clausura y desapareció. La mujer se acercó donde yo estaba y me preguntó, dudosa: “¿Será este el Santo Padre?”. Yo le respondí: “acaba de hablar con él”.
Otro día, un penitente se confesó con Padre Pío y se acusó de tener malos pensamientos. Entonces preguntó al fraile capuchino: “Padre, ¿habrá sido el demonio?”. El Padre Pío, riendo, le contestó: ¿qué te crees, que las tentaciones son cosa del Espíritu Santo?”.

Padre Pío siempre encontraba el argumento perfecto para cada ocasión.
Cierto día, un actor cómico le preguntó al Padre Pío como podía ser su hijo espiritual si después, por la tarde, tenía que hacer de payaso en el escenario. El padre le respondió: “Hijo mío, en este mundo cada uno hace el payaso lo mejor que puede en el puesto que el Señor lo ha colocado”.
Era fácil para él arrancar la risa incluso de personas serias o que se acercaban a él con escrúpulo.
Un hombre se acercó hasta donde estaba Padre Pío y, con cierta soberbia, le espetó: “Padre, yo no creo en el infierno. Es una invención de los curas”. A lo que el Padre Pío le respondió: “No te preocupes, creerás cuando estés allí”.

Padre Pío era, además, un conversador brillante, siempre mantenía atentos a sus oyentes. Le gustaba contar historias sobre los ángeles, los santos, la Virgen María y el paraíso. Una de sus historias favoritas era ésta:
“Un día, el Señor salió a pasear por el paraíso y vio ciertas personas, con mal aspecto, que andaban caminando por ahí. Llamó a San Pedro y le preguntó:
– Pedro, ¿qué pasa con esta gente? ¿De dónde viene?
– Señor, no lo sé, se excusó Pedro. Entran, y no sé por dónde.
– Bueno, Pedro, estate un poco más atento.
Otro día el Señor salió de nuevo a pasear por el Edén y vio que habían aumentado estos hombres de aspecto sospechoso, y le dijo un poco más molesto a Pedro:
– Pedro, te dije que estuvieras más atento. Voy a tener que quitarte las llaves.
Pedro todo compungido, le respondió: – Señor, no quería decírtelo, pero ya que lo quieres saber, te lo digo. Apenas me doy la vuelta un momento, y tu Madre abre las puertas y deja entrar a todos sin distinción. Yo ya no puedo más, Señor. ¿Qué debo hacer cuando Ella se acerque a la puerta?
– Pedro, haz la vista gorda -respondió el Señor-
Está muy equivocado aquel que piense que los santos son personas melancólicas y tristes. La alegría es un sentimiento constante de los santos, y en Padre Pío se manifestaba cada día.

Me encanta esa forma de ser del Padre Pío.me gustaría ser como El.
Amo al Padre Pio con todo mi corazon
Te adoro, como no me hubiera gustado conocerte y poder hablar contigo, darte un abrazo
Yo amo a mi santo amado. Padre Pío de Pietrelcina, ruega por mi familia , mis hijos , mi esposo y yo , para que estemos contigo en el paraíso.
Le había pedido a Padre Pío que me sacará de la duda de la forma de ser de una persona, que si no me convenía, lo quería descubrir por mí misma, exactamente tres días después una amiga, me vino y me comentó algo que sólo yo sabía , que se lo había pedido a Padre Pío, de la forma más innedita, me confirmó lo que yo pensaba y no me convenía de una forma que pareciera ser imposible, pero sucedió, después de la desilusión de confirmar la infedilidad de esa persona, le dije gracias Pafre Pío, que sentido del humor tienes.
Mi Sorpresa es grande , cuando estoy mirando lo que se dice del Humor de Padre Pío , antes no lo sabía.
Sería bueno publicar más fotos del P. Pío en actitud sonriente. Nos inundan con imágenes muy serias.
Hermosito PADRE PIO, cómo no quererte a ti , si eres un regalo de DIOS, estoy feliz y lo estaré durante toda mi vida , venga lo que venga, porque cuento con la seguridad de que el siempre estará cuidandode nuestra persona , así lo prometió, no entraré al cielo hasta que lleve mi último hijo espiritual., por caridad PADRE PIO SALUDA A LA SANTISIMA TRINIDAD , SAGRADA FAMILIA Y TODA LA CORTE CELESTIAL, aún sin merecerlo yo, te lo pido.AMEN, AMEN, AMEN.
GRACIAS, MI PADRE PIO.