DÍA 9

Oración al Señor por intercesión de San Pío de Pietrelcina

Oh Dios, que a San Pío de Pietrelcina, sacerdote capuchino, le has concedido el insigne privilegio de participar, de modo admirable, de la pasión de tu Hijo: concédeme, por su intercesión, la gracia de… que ardientemente deseo; y otórgame, sobre todo, que yo me conforme a la muerte de Jesús para alcanzar después la gloria de la resurrección.

Gloria al Padre, Gloria al Hijo, Gloria al Espíritu Santo, como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén (3 veces)

La muerte

El día 22 de septiembre estuvo postrado todo el día, débil y ya como sin vida. El Padre Pellegrino lo velaba. El Padre Pío lloraba en silencio. No conseguía conciliar el sueño y parecía debilitarse cada vez más. Pasada la media noche  quiso confesarse. Luego le dijo al Padre Pellegrino: – Escucha, si el Señor me llama hoy, pide perdón por mí a mis hermanos por todas las molestias que les he causado. Pídeles, y también a mis hijos, que recen por mi alma.

Quiso renovar su profesión religiosa, última consagración de sí mismo y de su vida al Señor. (…) Su estado se agravaba por minutos. Hacia la 1 y cuarto, el Padre Pellegrino decidió llamar a uno de sus hermanos para que le ayudara y avisara por teléfono al médico que atendía al Padre. Éste llegó a los diez o quince minutos, trató primero lo que él creía era una nueva crisis de asma con las inyecciones habituales. No obstante, el guardián del convento y otros hermanos fueron llamados. Se administraron los últimos sacramentos al moribundo. Los recibió plenamente consciente. Inmediatamente después, su estado se agravó. A las 2.09, su respiración y los latidos del corazón se hicieron muy débiles. Se intentó reanimarle con la respiración artificial y un masaje cardíaco. A las 2.30 expiró dulcemente, sin ruido, con el rostro sereno y un rosario entre sus manos.

Reflexión: ¿Pienso en el fin de mi vida? ¿Cómo afronto desde la fe, el momento de mi muerte? La fe no me inmuniza de la muerte biológica, pero me da razones de peso para afrontarla serenamente, ¿es este mi caso? Muchos santos recomiendan pensar con frecuencia en la propia muerte, para llevar una vida más santa.           

            Oración compuesta por San Juan Pablo II

Enséñanos, te rogamos, la humildad de corazón para estar entre los pequeños del Evangelio a quienes el Padre prometió revelar los misterios de Su Reino.

Danos una mirada de fe capaz de reconocer inmediatamente en los pobres y en los que sufren el mismo rostro de Jesús.

Sostennos en la hora del combate y de la prueba y, si caemos, haznos experimentar la alegría del sacramento del perdón.

Transmítenos la tierna devoción hacia María, madre de Jesús y nuestra.

Acompáñanos en la peregrinación terrenal hacia la Patria celestial, a donde esperamos llegar también nosotros para contemplar por toda la eternidad la Gloria del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén

** Los textos que hacen referencia a la vida del Padre, están sacados del libro: El Padre Pío, el capuchino de los estigmas, Yves Chirón, Ed. Palabra, Colección Arcaduz, 2017, Madrid.