“El Padre Pío, que me conoce muy bien, sabía que necesitaba un momento de soledad y de reflexión”
Cuando mi madre me dijo que iba a organizar otra peregrinación a San Giovanni Rotondo pensé: ¡Madre mía!, más cosas encima, de hecho, al principio no tenía claro si iba a ir porque estaba agobiada. Pero, a medida que iba pasando el tiempo, no sé por qué, tenía más ganas de que llegara esa peregrinación. Y acabé ayudando a mi madre (Paloma) a organizar el viaje.
Fue precioso porque me di cuenta de que la gente se apuntaba a la peregrinación con muchísima ilusión. Y lo más asombroso fue que en los días previos al viaje todavía quedaban plazas libres, y si no se llenaban no podríamos realizar esa peregrinación. Entonces le recé al Padre Pío y a Carlo Acutis para que esas plazas pudieran ocuparse, y así fue, el 3 de septiembre de 2021 estaban todas las plazas completas para la peregrinación a Italia (he de decir que la peregrinación comenzaba el 4 de septiembre, esto prueba que cuando uno confía ciegamente en Dios todo sale bien).
Comenzamos el viaje y yo estaba deseando llegar a San Giovanni Rotondo, aunque he de confesar que mi gran ilusión era poder visitar Asís. Nunca antes había estado en Asís y cuando lo visitamos me emocionó mucho. Allí se encuentra la tumba del beato Carlo Acutis y allí le pedí a Carlo que nos ayude a mi hermano y a mi a llevar a cabo la película que estamos produciendo sobre su vida, para que sea él quien la saque adelante.
En San Giovanni Rotondo también me emocioné, además me pasó algo curioso que, para mí, fue especial.
Estábamos visitando el convento del Padre Pío y yo me alejé del grupo para ir al baño. Cuando volví, busqué al grupo pero ya no estaba. Y como yo había estado varias veces en ese lugar, decidí ver el convento sola. Pensándolo bien, creo que el Padre Pío, que me conoce muy bien, sabía que necesitaba un momento de soledad y de reflexión, por eso permitió que me quedara sola.
Me recorrí todo el convento hasta llegar al crucifijo donde el Padre Pío recibió los estigmas. Allí sentí algo muy especial. No os penséis que vi algo sobrenatural, no, fue más bien un sentimiento de tranquilidad y de desahogo por todo el peso que llevaba encima. Era como si hubiera estado aguantando hasta llegar allí para escuchar como Jesús me decía que no pasaba nada, que todo iba a salir bien. En ese momento me eché a llorar, sentí de verdad que Dios me estaba apoyando en todo y supe que, aunque en algunos momentos no lo sienta, Él siempre está ahí conmigo. Quiero aclarar que no escuché la voz de Jesús ni nada por el estilo, sino que fue un sentimiento interior en el que no se hacían necesarias las palabras.
Durante la peregrinación sentí como el demonio intentaba quitarme la paz, pero Dios siempre puede más. Además, a lo largo de este viaje viví momentos duros y momentos espectaculares que no cambiaría por nada del mundo. También hice grandes amistades, que guardaré para toda la vida.
Al final, he aprendido que los problemas que cada uno tiene en su día a día no se pueden esfumar por mucho que te empeñes en esquivarlos. Lo que hay que hacer es afrontarlos y vivir con esas pequeñas cruces diarias, porque en la Cruz es donde está Jesús.
¡Estoy deseando! volver allí otra vez.
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Gracias por los testimonios, ayudan mucho a crecer en la Fe.
Benditos sean todos.
soy devota de San Padre Pío!! y he sentido su milagro dentro mio!!! profunda veneración siento por él!!!!!!!!!! BENDITO SAN PADRE PÍO!!!!!!!!!
Muchas gracias Inés por este testimonio tan emocionante, es alentador y lleno de ilusión, como Padre Piio siempre obra en aquellos que necesitan de él un abrazo muy grande.
Me ha encantado esta reflexión y me siento muy identificado como Inés por por favor alguien sabe como puedo contactar con ella ? Ayudarme por favor 🙏🏻
Su correo es: ineszf555@gmail.com
Muchas gracias bendiciones
Hola no sabéis si Inés tiene alguna red social es que por correo no me contesta gracias.