Asistí a un retiro parroquial de mujeres en la primavera de 2018.

Estábamos teniendo adoración y había algunos equipos de oración esparcidos por el santuario.

Sentí que el Señor me pedía que orara para que nuestra familia volviera a crecer… pero no estaba seguro de cómo sucedería, ya que hemos luchado contra la infertilidad durante todo nuestro matrimonio. Habíamos adoptado dos veces en ese momento, así que pensé que debía ser a donde nos estaba llevando el empujón.

Jesús me invitó a acercarme al Santísimo Sacramento y recibir oración, pero me detuve. Estaba paralizado. Y me paralicé un poco más.

Finalmente me entregué al Señor del Cielo y me acerqué al sacerdote arrodillado.

Le dije que me sentía llamado a hacer crecer nuestra familia, pero que estaba enojado porque es algo sobre lo que no tengo ningún control. (Me pongo un poco descarado con el Señor cuando me siento vulnerable)

El cura me escuchó. Luego procedió a orar por mí. Lloré. Derramé mi corazón. Y me resigné a la Divina Providencia.

Después de que terminó de orar, le di las gracias, me puse de pie y me alejé.

Veinte pies por el pasillo, sentí un golpecito en mi brazo.

Era el sacerdote.

Me dijo que tenía algo especial para mí. Que Dios le dijo que necesitaba esto ahora mismo.

ENTONCES SACÓ UNA RELIQUIA DEL PADRE PÍO DE UN BOLSILLO INTERIOR SECRETO DE LA VESTIDURA Y ME LA DIÓ.

¿El Padre Pío quiere ser mi guía espiritual? Está bien.

Pasé la siguiente media hora adorando a Jesús con la reliquia del Padre Pío en la mano.

Para cualquiera que no sea católico: aunque esto suene extraño,… en el otro lado, el Padre Pío estaba a los pies de Jesús intercediendo por mí, tal como lo haría un buen hermano mayor en el cielo por cualquier persona en la tierra que pidiera.

Por supuesto, cuando terminó el retiro, devolví la reliquia al equipo del para que se la dieran al padre.

Mi mente no podía entenderlo todo por completo… pero sabía que el Espíritu Santo estaba obrando.

El padre podría haberle dado esa reliquia a cualquiera.

Ciertamente hubo muchos otros que enfrentaban grandes batallas y cargaban cruces más grandes.

Pero el Padre Pío vino a mí.

Tres meses después recibimos una llamada sorpresa pidiéndonos que volviéramos a hacer crecer nuestra familia a través de la adopción.

Nos pusimos en camino a Arkansas el 23 de septiembre de 2018, también conocido como el día de la fiesta del Padre Pío. 👀

Ella nació a la mañana siguiente.

Bien jugado, Espíritu Santo, bien jugado. 🕊

Sin embargo, la historia no termina allí.

Padre Pio ha seguido apareciendo y tengo la sensación de que él y Jesús están tramando algo que aún no puedo ver por completo… pero esa es una historia para otro correo electrónico.

Jonathan