Mi nombre es Salvador, tengo 55 años y vivo en Palma de Mallorca. El Padre Pío apareció en mi vida el 22 de enero de 2019, tiempo después llegué a descubrir que en esa misma fecha pero de 1903, fue el día en que él vistió los hábitos de prueba, convirtiéndose a partir de ese momento en Fray Pío de Pietrelcina. Podría haber pensado que se trataba de una casualidad, pero con el Padre Pío no existen las casualidades, todo pasa por algo. Como os decía, aquel día me acosté temprano, puse la tele desde la cama para que me sirviera de run run de fondo, y ayudarme así a conciliar mejor el sueño. ¡¡Y allí apareció!! Una película de más de 3 horas de un fraile del que no había oído hablar en mi vida. ¡Perfecto! Me dije, con esto me dormiré pronto, porque es prácticamente imposible que me interese el contenido. Pero no fue así. Me enganchó de tal manera, que aunque me venció el sueño a mitad de la película, estaba deseando verla terminar al día siguiente. Cómo sería la atracción que me produjo que, durante las dos semanas siguientes sólo veía en YouTube todo lo relacionado con el Santo. ¿Cómo era posible que hubiera existido un personaje de tal magnitud y que apenas se le conociera? Para mí fue un flechazo de amor espiritual en toda regla. Podría decirse que, en aquel momento yo era un “creyente light”, hacía más de 20 años que no me confesaba, y a parte de mi propia boda, los bautizos y las comuniones de mis 2 hijos, prácticamente no había pisado una iglesia salvo en contadísimas ocasiones. Entonces sentí la necesidad imperiosa de volver a la casa del Padre de la mano del Santo de Pietrelcina, así como hizo el hijo pródigo del evangelio. Ni corto ni perezoso una semana después estaba sacando los billetes del barco, para el coche y para mí, con destino a Barcelona, y desde allí hacer mi peregrinaje particular hasta San Giovani Rotondo, atravesando Francia, pasando por Turín para ver la sábana santa, Monte Sant Angelo, Pietrelcina, y volver por Roma para visitar el Vaticano. Todo esto a la aventura, sin nada planificado. Casi 5.000 km, del 21 de febrero al 2 de marzo. No voy a relatar las innumerables y maravillosas experiencias que me sucedieron, porque sería interminable, pero si os contaré una de tantas anécdotas. Resulta que para amenizarme el viaje en barco (7 horas de travesía), me había comprado el libro de José María Zavala, “Padre Pío”, libro que me entusiasmó de principio a fin. Y estando yo solo en el restaurante de uno de los múltiples hoteles que hay en San Giovani, y en el que me había alojado de forma providencial. Apareció allí a la hora de cenar, el famoso escritor del libro que acababa de leer, acompañado de su familia. Al principio no le reconocí aunque me sonaba mucho su cara, entonces caí en la cuenta de quien era, y le pedí que me dedicara el libro que tenía en mi habitación. Él muy cortesmente accedió. Y después de cenar tuvimos un buen rato de tertulia. A partir de ahí surgió una bonita amistad que seguimos manteniendo y de la que me enorgullezco. A la vuelta de Italia ya me había cambiado la vida, veía la mano de la Divina Providencia en todas partes. Pero sobretodo notaba la presencia del Padre Pío, y la necesidad de tenerle de guía. En abril o mayo, no lo recuerdo bien, me llamó el propio José María Zavala para preguntarme si quería ir a Madrid para dar mi testimonio en la película Renacidos, que estaba preparando en ese momento, a lo que accedí encantado. En junio hice con gran entusiasmo el camino de Emaus, aquí en Palma de Mallorca. En julio volvía a coger el barco y el coche para peregrinar a San Sebastián de Garabandal, en los Picos de Europa, siguiendo lo que yo entendía como designios del Padre Pío, ya que él mismo presuntamente había corroborado las apariciones de la Virgen Maria en aquel lugar. Os aseguro que allí se siente una espiritualidad incomparable. En noviembre vuelvo a Madrid al estreno de la película “Renacidos”. Dos meses después, enero 2020, me llama Paloma, la productora, y me pregunta si puedo ir a México a colaborar allí con el estreno de la película. Por supuesto que sí, le contesté, dejo lo que sea, para mí el Padre Pío es lo primero. Y allí que me planté. Un sin fin de maravillosas experiencias estaban esperándome en la tierra de San Juan Diego y la Virgen de Guadalupe. En marzo de ese mismo año, llegó la pandemia, y aquí es donde eché de menos el don de bilocación que tenía el Padre Pío, y que por desgracia yo no tengo, porque a partir de ese mismo momento se acabaron las idas y venidas. Me sentía como el Quijote en sus salidas, él tenía sus motivos para creer en lo que hacía y yo tenía mi Fe para pregonar en mis viajes lo que el Padre Pío había hecho conmigo. Aunque tanto a don Quijote como a mí, nos tomaran por locos. El resumen de todo esto es que, de la mano del Padre Pío pude limpiar mi alma en San Giovani Rotondo, y desde entonces no he faltado a ninguna misa de domingo. Entre medias llevo varios retiros espirituales y vivo las Navidades y la Semana Santa como nunca antes las había vivido. Desde aquel primer viaje me han sucedido muchas cosas, y todas maravillosas, y si en algún momento las circunstancias me son adversas, recuerdo sus palabras y las llevo a la práctica.
¡REZA, TEN FE Y NO TE PREOCUPES!
Bendito sea Dios! Qué hermosa historia! Gracias por compartir. Me gustaría saber qué debo hacer para ser tomada en cuenta por San Pío. Dios te bendiga hermano.
Querida hermana Rose Marie.
Gracias por tu bonito comentario.
Tu pregunta me llama muchísimo la atención, porque curiosamente en Mexico, mucha gente me preguntaba lo mismo.
Por desgracia no puedo contestarte. Pero te diré que me maravilla que personas con tanta Fe y que sois verdaderos ejemplos para mí, creáis que yo pudiera tener la respuesta.
Solo se me ocurre decirte lo que el padre del hijo pródigo le respondió a su otro hijo.
«Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto, y ha vuelto a la vida; estaba perdido, y ha sido hallado.»
Rose Marie, estoy seguro que el Padre Pío te tiene muy en cuenta, aunque a ti te parezca que no es así.
Tú estás en el camino correcto, no necesitas ser rescatada, y yo estaba perdido.
La mayor preocupación del Padre Pío en vida era rescatar almas y realizar conversiones.
También llegó a decir, “Haré más después de muerto”.
No te imaginas lo sucia que estaba mi alma antes de ir a San Giovani Rotondo.
Jesucristo también habló del Pastor que dejaba su rebaño para ir a buscar la oveja perdida.
Tú estás en el rebaño, y el Padre Pío lo sabe. Siéntete orgullosa de ello, porque aunque te parezca que no te tiene en cuenta, estoy seguro de que eres de sus hijas espirituales favoritas.
Que Dios te bendiga
Que bonita historia y experiencia que San Pío de Pietrelcina siga ayudando a muchas personas de todo el mundo y que nuestro padre celestial derrame muchas bendiciones en vosotros.
🙏🙏🙏🙏🙏🙏🙏🙏🙏🙏🕊
AMÉN AMÉN AMÉN
¡Qué grande es Dios y el Padre Pío como su intercesor!
Muchísimas gracias por tu testimonio, querido amigo y hermano.
Un abrazo fuerte.
Sueño con lo que siempre ,cada día de mí vida , para recibir lo que tanto ansío. Disfruto de los bienes que reciben todos estos testimonios me dan Esperanzas. Dios permita , no partir de este plano ,sin antes recibir con alegría inmensa , lo que me angustia mucho. Todo en manos del Señor. Amén.