Mi nombre es Sara. Quisiera poner la imagen de mi rostro pero no puedo. Os dejo una imagen propia que me refleja, porque esa es mi historia, como esa pequeña hoja renaciendo que encontré en diciembre. Voy a ser muy concreta, no soy de ahondar en detalles. Me encontré con Dios a los veinte años. No me sentía amada, tenía muchos miedos y complejos. Tenía una vida normal a pesar de no ser tan feliz como parecía que lo eran mis amigos. Terminé la carrera de enfermería, pero sentía un vacío profundo. Dios estaba, ¿por qué no era feliz? Conocí a un chico que, aunque él tenía fe, no terminaba de compartir mi necesidad de Dios. Comencé a trabajar y esa relación terminó. Pasaron unos años, y era feliz a mi manera: trabajaba, viajaba, salía y entraba; pero cuando llegaba la noche, mi almohada era testigo de mis lágrimas por mi gran vacío y soledad. No hay nada peor que sentirse sola estando acompañada. Un amigo se enteró de cómo estaba y me habló de Dios. Un Dios que no se parecía al Dios que yo creí haber encontrado. Un día que quedamos para hablar, vino con un libro de un santo. No conocía al Padre Pío y me pareció raro verle en la portada. «Es para ti, leelo», me dijo. Era el libro de José María Zavala (Padre Pío, Los milagros desconocidos del santo de los estigmas). Pocas ganas tenía de leer, pero prometí hacerlo. Llegué a casa y lo tiré sobre el escritorio. Dos días después tuve un intento de suicidio. Sin saber el motivo, estiré la mano buscando el libro, lo cogí y me abracé a él con fuerza. Lloré y supliqué, y Dios me escuchó. Pasé esa noche y todas hasta el día de hoy. El padre Pío me salvó la vida. Desde ese día no viajé más, no gasté mi vida en el mundo. Ese amigo me llevó hasta el que hoy es mi marido. Ambos hemos entregado la vida a Dios, y sabemos que el fraile aquel tan desconocido hoy es nuestro intercesor ante Dios. Un día frío de diciembre encontré un lugar por el que paseaba mientras rezaba el Rosario. Paré en esa pared, y esas hojas, con sus nuevos retoños me hablaron con claridad: «Eres una nueva persona, como nosotros renacemos en este hielo, tú retoñarás, darás fruto». Y me lo creí, porque también su creación nos habla de Dios.
TESTIMONIO DE SARA
por San Padre Pío | Ago 2, 2021 | Testimonios | 11 Comentarios
Precioso
Me ha encantado. Él siempre hace bien las cosas.
Gracias Joan. A veces parece que Dios está equivocado, pero no.
ASI ES ..TAL CUAL ..DIOS ESTA SIEMPRE PRESENTE, SOMOS NOSOTROS LOS QUE ESTAMOS CIEGOS Y NO LO VEMOS…Y HASTA QUE UN DIA ABRIMOS LOS OJOS DEL ESPIRITU Y LO ¡ ENCONTRAMOS !..GRACIAS SEÑOR POR TU AMOR QUE NO SE CANSA DE ESPERARNOS !
Laura, y cuántísimo nos ama Dios y qué poco lo vemos. Hasta que Dios nos da la luz.
El siempre está.
Siempre Pia, siempre.
Encontrase con el amor de Dios es lo mejor que puede pasar en nuestro tránsito por este mundo.
Luis Sanabria, ciertas tus palabras. Su amor resucita vidas.
Gracias Sebastiana. Tenme en tu oración.
Sara Enhorabuena! Te aferraste a Dios como un niño cuando tiene miedo. Eso es lo que Dios quiere. Su Fe incondicional hacia Él. El sabe como somos y jamás nos dejara. Sólo pide poder entrar y nosotros tenemos que abrir esa puerta. Dios te
Bendiga